La esposa no se quita el anillo en ningún momento mientras su amante la folla delante de su marido cornudo. Cada embestida resuena con más morbo porque el anillo brilla en su dedo, recordándole a su marido que esa mujer casada disfruta ahora con otro. Ella gime, sonríe y muestra la mano con el anillo como símbolo de humillación, mientras el cornudo mira sin poder apartar los ojos de la escena.






